Estabilidad Financiera
Informe de Estabilidad Financiera
Primer Semestre
2024
Publicado el 19 Jun 2024
Informe semestral que presenta la evolución reciente y las perspectivas de la estabilidad financiera.
Síntesis ejecutiva
El sistema financiero argentino se encuentra recorriendo un proceso de transición, en línea con el nuevo rumbo económico iniciado a mediados de diciembre pasado de la mano de la nueva administración. El programa económico tiene foco en la consolidación fiscal, el sinceramiento de los
precios de la economía (incluido el tipo de cambio), la eliminación de distorsiones, restricciones y trabas burocráticas, la normalización del comercio exterior y el saneamiento del balance del BCRA.
En este marco, entre otros objetivos, se busca generar los incentivos apropiados para que el sistema financiero retome con intensidad su rol de intermediación de recursos financieros con el sector privado. Frente a este desafío, el sistema financiero mantiene un conjunto de características
estructurales que llevan a mantener acotado el riesgo sistémico, definiendo un punto de partida relativamente favorable para su potencial expansión: reducida profundidad y apalancamiento en la
economía (amplio margen de crecimiento a futuro), predominio de operaciones tradicionales de baja complejidad, sesgo transaccional (acotada transformación de plazos) y baja interconexión
directa entre entidades, entre otros. A esto se suman los relativamente elevados márgenes de cobertura sistémicos de liquidez y capital.
En función de las medidas implementadas a partir del nuevo programa económico se eliminó el déficit fiscal y el financiamiento monetario por parte del BCRA, de forma tal que tanto la inflación como las expectativas sobre su evolución futura comenzaron a mostrar una trayectoria descendente desde los primeros meses del año. La brecha entre el dólar oficial y las cotizaciones paralelas se contrajo rápidamente, el BCRA pasó a realizar compras netas de divisas en el mercado de cambios y el spread del EMBI evidenció una clara corrección a la baja. Otro factor destacable fue la
contracción real de los agregados monetarios. Con superávit fiscal, el Tesoro se financió en el mercado local permitiendo la cobertura de los vencimientos, avanzar en la recompra de su deuda en cartera del BCRA y crear una reserva de liquidez. En los mercados financieros locales las cotizaciones en general tendieron a mejorar, aunque a fines de mayo y principios de junio pasaba a observarse un comportamiento más volátil. La actividad económica extendió la tendencia negativa observada en 2023 aunque se espera una mejora del producto a partir del segundo semestre de
este año. A futuro la recuperación económica sería propiciada tanto por el mayor ordenamiento de la economía como por la agenda planteada para avanzar en reformas estructurales, generando las
condiciones para favorecer la inversión privada y la creación de empleo genuino.
El contexto internacional mejoró en los primeros meses del año, permitiendo que cobraran fuerza las expectativas de pronto inicio de un ciclo de recortes en las tasas de interés de política monetaria de las principales economías avanzadas. Más recientemente se observa una mayor cautela, con
expectativas de rebajas en las tasas de la Reserva Federal posponiéndose en el tiempo. Esto se suma a la incertidumbre vinculada a otros factores incluyendo, por ejemplo, cuestiones geopolíticas. Los mercados financieros internacionales acumulan en lo que va del año una tendencia mayormente positiva, aunque en el caso de las economías emergentes los desarrollos son mixtos.
Como se mencionó, la situación del sistema financiero local es sólida y se espera que continúe evidenciando resiliencia ante eventuales situaciones de tensión. En términos de los riesgos que
potencialmente podría llegar a tener que enfrentar el sistema financiero, a nivel local debe tenerse en cuenta que la resolución de los desequilibrios macroeconómicos observados en los últimos años y la estabilización de la economía es un proceso en marcha y que, en el marco de esta transición, podrían eventualmente verificarse tensiones transitorias. A nivel internacional no puede descartarse la posibilidad de que distintos factores (datos económicos peores a los esperados –con influencia sobre las expectativas de recortes en las tasas de política monetaria en economías desarrolladas— o la intensificación del riesgo geopolítico) puedan terminar generando dinámicas negativas afectando tanto el nivel de actividad a nivel mundial como el comportamiento de los mercados internacionales. En este último caso, un shock podría combinarse con distintas vulnerabilidades existentes (segmentos de mercado sobre-apreciados a nivel mundial, endeudamiento creciente en diversos países y sectores, mayor incidencia del comportamiento de la intermediación financiera no bancaria con comportamiento procíclico) potenciando su capacidad de contagio.
Durante esa etapa de transición en el cambio de políticas económicas, la actividad de intermediación financiera del conjunto de entidades con el sector privado continuó reduciéndose en los primeros meses del año —si bien con señales de crecimiento más en el margen—, manteniéndose
como una de las potenciales fuentes de vulnerabilidad para el sistema financiero. En los primeros meses del año hubo un desempeño heterogéneo entre monedas: los saldos reales de crédito y de depósitos en pesos del sector privado se redujeron, mientras que aquellos denominados en moneda extranjera mostraron un sostenido incremento. Frente a esta fuente de vulnerabilidad, el conjunto de entidades sostuvo niveles positivos de rentabilidad. El cambio en el rumbo de la política económica busca sentar las bases para que la economía retome un sendero de crecimiento sostenible, propiciando el desarrollo del crédito al sector privado.
En este contexto en el que la intermediación financiera aún se encuentra en un proceso de transición, desde el último IEF el conjunto de bancos redujo su exposición al sector privado, mientras
que los indicadores de materialización del riesgo de crédito no presentaron cambios significativos, manteniéndose acotados. La potencial vulnerabilidad derivada de la exposición patrimonial al
riesgo de crédito se mantiene como la más relevante a nivel sistémico. Frente a esto, el previsionamiento y el capital del conjunto de entidades financieras permanecieron en niveles elevados,
prevaleciendo un alto grado de resiliencia ante una eventual materialización del riesgo de crédito (según los resultados de los ejercicios de sensibilidad, bajo supuestos extremos y poco probables).
Además, el endeudamiento agregado del sector privado, así como la carga de los servicios de deuda bancaria se mantuvieron en niveles acotados en el inicio del año.
En el marco del nuevo programa económico que busca el saneamiento del balance del BCRA y la consolidación de las cuentas fiscales, entre otros objetivos, el sistema financiero incrementó en el
margen su exposición patrimonial al sector público no financiero. Considerado en conjunto con la tenencia de instrumentos emitidos por el BCRA, este agregado no presentó cambios significativos
respecto al último IEF, situación que se espera se mantenga en el marco de la etapa de transición de cara al avance del programa económico en curso. Esto se combina con una caída de la percepción del riesgo soberano medido por el EMBI AR. Adicionalmente, buena parte de los recursos captados por el Tesoro del conjunto de las entidades financieras resultan posteriormente depositados en el BCRA, facilitando de esta manera que se atempere uno de los canales endógenos de crecimiento de la emisión monetaria (por las primas por pases y antes por intereses por LELIQ).
Respecto al fondeo del sistema financiero, desde el IEF anterior el capital propio ganó relevancia en detrimento de los depósitos del sector privado en pesos, no obstante estos últimos se mantienen como la principal fuente de recursos. La evolución que los depósitos del sector privado presentaron desde septiembre pasado estuvo en línea con cierto aumento en algunos indicadores de exposición al riesgo de liquidez agregada. En particular, respecto al IEF anterior se verificó un ligero
acortamiento de la madurez y un leve incremento en la concentración de los depósitos. Frente a esto, el conjunto de entidades mantuvo holgadas coberturas de liquidez.
En el marco del objetivo de sostener la estabilidad financiera, el BCRA continuará monitoreando
los riesgos enfrentados por el sistema financiero, así como sus potenciales fuentes de vulnerabilidades. El BCRA espera que el sistema financiero mantenga un elevado grado de resiliencia en lo
que resta de 2024, incluso ante eventuales eventos de materialización de alguno de los factores
de riesgo enunciados.



