Estabilidad Financiera
Informe de Estabilidad Financiera
Primer Semestre
2017
Publicado el 01 Ago 2017
Informe semestral que presenta la evolución reciente y las perspectivas de la estabilidad financiera.
El sistema financiero se conserva sólido al comienzo de 2017, en línea con lo observado en la última
edición del Informe de Estabilidad Financiera (IEF)1. Frente a un contexto externo y doméstico con
cambios que tendieron a ser favorables, el sector mantiene importantes niveles de liquidez y solvencia así como una exposición entre baja y moderada a los diferentes riesgos propios de la actividad,
mostrando un grado considerable de resistencia a eventuales eventos de tensión. En el marco operativo actual, se mantiene vigente el principal desafío del sector en términos de sostener en el tiempo
niveles adecuados de rentabilidad y capital, de forma tal que permita avanzar en la necesaria profundización y mayor inclusión financiera.
La situación internacional tendió a mejorar en los últimos meses (ver Capítulo 1). Hubo una menor
volatilidad en los mercados financieros internacionales –permitiendo que se dinamice la colocación
de deuda en los mercados externos— y mejoras en la actividad económica de los principales socios
comerciales del país. Se espera que el contexto externo siga siendo favorable, aunque no se descarta
la posibilidad de episodios de cambios abruptos en el apetito por riesgo a nivel global, con potencial
impacto sobre los emergentes (que podría afectar a Argentina a través del canal comercial y financiero). En el ámbito local, se destaca el inicio de una fase de gradual expansión del nivel de actividad
(aunque la evolución no fue homogénea entre sectores), con leves mejoras en el mercado laboral.
Dada la evolución más reciente del nivel general de precios, en abril el BCRA debió incrementar la
tasa de política monetaria, reafirmando su compromiso con el proceso de desinflación iniciado en
2016. Las perspectivas siguen siendo positivas, en línea con lo observado para diferentes indicadores
adelantados de la economía, las expectativas del REM y las valuaciones en los mercados financieros.
Frente al contexto general de desinflación y de mayor competencia iniciado en 2016, la rentabilidad
de los bancos continuó descendiendo en los últimos trimestres (ver Capítulo 2). En línea con lo esperado, se redujo el margen financiero y los resultados por servicios. En este sentido, continúa presente el principal reto que tiene que enfrentar el sector financiero local en el corto y mediano plazo.
En particular, con menores niveles de inflación, como se espera se consolide en los próximos meses,
las entidades financieras seguirán perdiendo el beneficio que se deriva de fondearse con depósitos
transaccionales y prestar a tasas nominales relativamente elevadas. A fin de que el escenario esperado no impacte sobre la solvencia y la actividad de intermediación del sector, las entidades deberán
concretar una importante readecuación de modelos y políticas de negocios, buscando incrementar
la eficiencia productiva y la escala operativa (ver Apartado 2). El BCRA está acompañando este proceso, implementando medidas destinadas a reducir costos de operación e impulsando un mayor uso
de nuevas tecnologías (ver Capítulo 5).
Con respecto a la evolución reciente de los niveles de intermediación financiera con el sector privado,
se verificó un ritmo de mejora más moderado que el observado al momento de publicarse el último
IEF. Hubo un mayor dinamismo relativo por el lado de los depósitos (ver Capítulo 2), en buena parte
explicado por la mayor canalización de fondos dada la normalización del mercado cambiario y el
avance en el proceso de Sinceramiento Fiscal. Por su parte, el incremento del crédito al sector privado en términos reales se moderó tanto para empresas como para familias, parcialmente debido a factores estacionales. Se destacó, sin embargo, el crecimiento de los créditos hipotecarios denominados
en Unidades de Valor Adquisitivo (UVA). Se espera que el crédito continúe dinamizándose, a partir
de la recomposición de la demanda de crédito, dada las mejoras en el empleo, el salario real y la
actividad económica. El fondeo de los bancos debería consolidarse en los próximos períodos, recogiendo los efectos de factores como la consolidación de la tendencia hacia tasas de interés reales positivas para el depositante, el desarrollo de nuevos instrumentos en UVA, el armado de una curva de
rendimientos en moneda local y el uso de estrategias de securitización de créditos hipotecarios.
Respecto de la última edición del IEF, la exposición general del sistema financiero a los riesgos propios de su actividad se mantuvo en niveles bajos (ver Capítulo 3 y Apartado 4). El sector conserva
elevados niveles relativos de cobertura, en términos de activos líquidos, capital regulatorio y previsiones, en un marco de supervisión y regulación prudencial que está en línea con los estándares internacionales. Por su parte, las posibles fuentes de vulnerabilidad sistémica (apalancamiento, interconexión, concentración de factores de riesgo, etc.) permanecen acotadas. En relación con el riesgo
de crédito, los niveles de morosidad siguen siendo particularmente bajos, mientras que distintos
ejercicios de tensión realizados muestran la resistencia del sistema financiero a eventos (de muy baja
probabilidad de ocurrencia) relacionados a la materialización del mismo. Con respecto a los descalces del sistema, tanto la exposición en moneda extranjera como en instrumentos ajustables por inflación se mantuvieron en niveles reducidos, si bien en el segundo caso se observa un incremento en
la posición neta.
La situación de los bancos presenta entonces un importante margen para ampliar la canalización de
crédito a empresas y familias, al tiempo que se parte de niveles de apalancamiento de los deudores
relativamente bajos (ver Apartado 1). A futuro, el proceso de aumento en la escala de intermediación
podría implicar cambios en el margen en los riesgos asumidos, por ejemplo, de liquidez, riesgo de
crédito o de descalces de plazo y moneda (en particular en el segmento UVA). En este sentido, el
BCRA sostiene la actualización del marco regulatorio, mantiene un seguimiento adecuado de las
mencionadas variables, y promueve medidas a fin de que los bancos cuentes con herramientas para
la administración de sus riesgos.
El BCRA mantiene su compromiso en promover el desarrollo del sistema de pagos, un mayor nivel
de bancarización y un menor uso del efectivo. En particular, los nuevo medios de pago electrónicos
lanzados a mediados de 2016 comenzaron a estar operativos en muchas de las entidades financieras,
mientras se espera que la incorporación de nuevas alternativas continúe afianzándose en los próximos meses (ver Capítulos 4 y 5). Por otra parte, se implementaron medidas con el objetivo de disminuir los costos que enfrentan los usuarios de servicios financieros para realizar transacciones (tanto
económicos como de tiempos involucrados). También se ha impulsado la incorporación de una mayor oferta de infraestructura operativa para la provisión de servicios financieros a lo largo del país.



