• El PIB creció 1% s.e. durante el segundo trimestre, pese al impacto de la menor cosecha por las condiciones de sequía en la producción agrícola. Si bien los indicadores adelantados de julio y agosto anticipan un freno en el crecimiento durante el tercer trimestre, se estima que la actividad retomará su sendero de crecimiento en la última parte del año y a inicios del próximo, en un contexto de menor volatilidad financiera y mayor estabilidad cambiaria. En este entorno macroeconómico el BCRA mantuvo su política de crédito focalizada en el desarrollo productivo mediante la Línea de Financiamiento a la Inversión Productiva (LFIP).
• La incipiente tendencia a la baja de las tasas de inflación mensuales que se venía observando en mayo y junio fue interrumpida en julio, cuando los precios subieron 7,4% mensual (+2,1 p.p. respecto a junio). Esta aceleración inflacionaria ocurrió en un entorno de intensa volatilidad financiera que condujo a una mayor incertidumbre cambiaria y, en consecuencia, a un incremento de las expectativas de inflación.
• En este contexto, el BCRA adoptó una serie de medidas para enfrentar la volatilidad financiera y contener la inflación. Entre ellas se destacan las sucesivas subas de las tasas de interés de referencia, acelerando la normalización de la política monetaria en la pospandemia. En una economía como la argentina, con un canal del crédito relativamente pequeño, la suba de tasas de interés actúa principalmente incentivando el ahorro en pesos. Su acción antinflacionaria entonces pasa en gran medida por contribuir a la estabilidad cambiaria y financiera, debiendo estar complementada con otros instrumentos de la política económica para reducir la inercia inflacionaria.
• En el frente cambiario el BCRA continuó calibrando la tasa de variación del tipo de cambio nominal para que resulte acorde con la inflación doméstica, con el objetivo de mantener niveles adecuados de competitividad externa. Esto último fue complementado por el perfeccionamiento del marco normativo vigente en el mercado de cambios, buscando promover una asignación eficiente de las divisas. Entre las medidas para incentivar el ingreso de divisas se destacó el “Programa de incremento exportador” que promueve la liquidación de las exportaciones de soja y sus subproductos entre el 5 y el 30 de septiembre a partir de un tipo de cambio de $200 por dólar. El sector oleaginosas y cereales liquidó mediante este mecanismo US$5.300 millones al cierre de este informe.
• Habiéndose alcanzado recientemente el acuerdo a nivel técnico entre el FMI y las autoridades argentinas sobre la segunda revisión del Programa de Facilidades Extendidas, al cierre de este informe aún quedaba pendiente su aprobación por parte del directorio ejecutivo del organismo multilateral de crédito. En la revisión se mantuvieron los objetivos de déficit primario existentes del 2,5 % del PIB en 2022 y del 1,9 % del PIB en 2023 y las metas de acumulación de reservas para el bienio 2022-2023, por un monto acumulado de US$ 9.800 millones. También se reafirmó el marco de política monetaria que viene implementando el BCRA desde comienzos de año, con eje en una política de tasas de interés que asegure retornos nominales acordes con la inflación y un sendero del tipo de cambio oficial que preserve los niveles de competitividad externa de la economía.
Martes 27 de septiembre de 2022