Miércoles 28 de agosto de 2019. Las medidas anunciadas hoy por el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, constituyen una rápida respuesta frente a la incertidumbre política que ha impedido la normal renovación de la deuda pública de corto plazo.
Las decisiones adoptadas priorizan el uso de las reservas internacionales para preservar la estabilidad monetaria y financiera, aún cuando ello implique postergar el pago a los grandes inversores de deuda pública.
Esta decisión debería aminorar la presión sobre el mercado cambiario, reduciendo la eventual demanda de moneda extranjera y garantizando la disponibilidad de recursos para acotar la volatilidad.
Las medidas anunciadas evitan tres errores que se han cometido en otros casos de súbita interrupción del acceso al mercado de crédito.
El primer error habitual es intentar ganar tiempo estimulando artificialmente al sistema bancario para tomar más deuda pública. Argentina tiene un sistema bancario líquido, solvente, sin descalce de monedas y con baja exposición al sector público. El problema en el financiamiento público de corto plazo no debe contaminarlo.
Otro error es hacer un uso imprudente de las reservas internacionales del Banco Central para atender los pagos de deuda pública. Este camino limitaría las herramientas del Banco Central para garantizar la estabilidad monetaria.
El último de los errores usuales es imprimir pesos para hacer frente a las necesidades de financiamiento en moneda local. Aumentar la base monetaria por encima de lo demandado por el público lleva, en definitiva, a mayor inflación y presión cambiaria.
Las medidas anunciadas por el ministro de Hacienda garantizan que el Banco Central cuente con recursos para moderar la volatilidad en el tipo de cambio y preservar la estabilidad del sistema financiero.
El Banco Central continuará utilizando una política monetaria restrictiva y las intervenciones cambiarias como instrumentos centrales para moderar la volatilidad nominal.
El compromiso del Banco Central es con los argentinos. Seguiremos haciendo todo lo que esté a nuestro alcance para contener la volatilidad nominal y garantizar en forma sostenible la estabilidad del sistema financiero.